I

Reparé en él porque me sonaba su cara, lo había visto en algún lugar antes pero no podía recordar donde. Y esa incógnita me hizo que me para delante suyo mientras pedía en el parque.  Porque tengo pocos o ningún amigo mendicante, luego ¿de qué me sonaba?

Se sentaba ante esa estatua de cobre de Gandhi que había en el parque, ese pequeño individuo de metal, de poco más de metro y medio. Solamente se sentaba allí mismo y miraba al suelo con su cuenco delante, no hacía nada más, de hecho ni se movía. No había ningún cartelito pidiendo dinero ni molestaba a nadie. Simplemente se sentaba allí y, la verdad, no le caían demasiadas monedas. Hoy día es demasiado pedir que alguien lleve monedas encima y encima quiera dárselas a otro. Una combinación realmente improbable.

Y yo, tengo ese mal vicio (según mi pareja) de ponerme a hablar con cualquiera, lo cual me acabará trayendo problemas. Así que me planté ante él y le pregunté de qué me sonaba su cara.

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